Steam (Carla)



Capítulo 1. Nuevas amistades


Las gotas se deslizaban por el cristal de la ventana, al igual que las lagrimas lo hacía por mis mejillas. Los recuerdos me atacaban sin permitirme ninguna clase de defensa. Sabía que no debía hacerlo, pero no podía evitarlo. Mientras las lagrimas bañaban mi cara me acerqué a la estanteria del fondo, Tras comprobar si la puerta estaba cerrada con llave, cogí mi diario, y en el compartimento de la última página, encontré aquella hoja metalica que  tanto me ayudaba en los momentos dificiles, sorbí mi nariz hacindo un extraño sonido, sonido que antes me hacía reír, pero que ahora, no hacía otra cosa más que molestarme.
Deslicé la cuchilla por mi piel, despacio, sin apretar demasiado, no quería empezar fuerte, tomé algo de confianza y realicé otro corte un poco más profundo, apretando más, esta vez, si que comenzó a sangrar, y con esas gotas que caían por mi brazo, las que caían por mi cara, cesaban su camino. Volví a  apoyar la afilada hoja en mi muñeca, sonriendo ya, la deslicé de izquierda a derecha varias veces, la sangre cayó al suelo, entonces fue cuando me di cuenta de lo que ha hecho, las lágrimas acuden de nuevo a mis ojos, apoyé de nuevo la cuchilla en mi piel, “total, por uno más” me dije a mi misma.
El sonido del teléfono interrumpió mi llanto. 
- Emma- escuchó a Lisa al otro lado del télefono- necesito hablar con alguien.
 - Si no te preocupes, en 10 minutos estoy debajo de tu casa.
Guardé la cuchilla de nuevo en mi diario, y me dirigí  mi armario. Squé unos tejanos azules oscuros y un jersey de punto beige. Me calcé mis botas camperas marrones y cojí mi bolso de ante marron, en el que metí el movil, la cartera y las llaves. Salí de casa camino a la casa de mi mejor amiga.

Tras veinte minutos de trayecto, llegó al pequeño apartamento en el que vivía Lisa, por pequeño quería decir enorme. Lisa vivía en un apartamento de unos 200 metros cuadrados.

- Lisa- dije al portero automático- soy yo, Emma.
- A claro Emma- sorbió su nariz- ahora te abro.
- ¿Estás bien cielo?- la preguntó ella preocupada.
- Si no te preocupes- me dijo, por su tono de voz deduje que sonreía- sube y te cuento.
Entré en el ascensor y al levatar un poco la mano para colocarme un poco el pelo, me dí cuenta de que las heridas causadas por los recuerdos que me atormentaban, se notaban un montón.
El pitido procedente de el ascensor, la sacó de sus pensamientos avisándola de que habia llegado
a su piso. Tiré de mi manga con fuerza haciendo que tapara las heridas, comprobé, como cada mañana, que la sonrisa falsa era perfecta y salí.

 -¡EMMA!- exclamó Lisa- No te vas a creeer lo que me ha pasado.
La acaricié la cara para tranquilizarla,- estoy aquí cielo, cuentamelo todo- dije con la voz más dulce que mi estado de ánimo me permitía.
Nos sentamos en aquel immenso salón.
- Ha sido horrible- lloriqueó Lisa- Cuando he llegado a casa me he encontarado con que mi plancha del pelo estaba pelada, ¡PELADA! ¿quien puede ser tan mala persona como para pelar el cable de mi plancha?- Mi cara debía ser épica, como podía ponerse así por una simple plancha, Lisa, se dió cuenta y se justificó-tu no entiendes, pero eso si que es un problema,no podré salir esta noche con Cody.
- ¿Que eso si es un problema? Lisa, ¿te cuento mi vida? ¿Recuerdas aquel día que lllegamos a mi casa tras un horrible día de instituto y me encontré con mi pequeño apartamento repleto de policias? ¡Aquello si que fué un problema Lisa, no que tu plancha este estropeada!- Y tras decir eso, cojí mi bolso y me marché con las lágrimas desbordando mis ojos.

Esos recuerdos todavía me hacían daño. Habian pasado unos 16 meses desde entonces, y aún no había logrado superarlo. Un día normal, como hoy, como ayer y seguramente como mañana, Lisa y yo volvíamos de un día de clase bastante largo cuando al entrar en el edificio me encontré con un par de policías en la escalera, les pregunté si había habido algún problema, pero no me quisieron decir nada. Algo extrañadas nos subimos al ascensor y subimos al 4º, mi piso. Salimos del ascensor riendo por uno de los muchos comentarios tontos y sin sentido que hacíamos cuando estabamos juntas, cuando nuestras carcajadas se apagaron de golpe, cuando vimos como sacaban dos cuerpos cubiertos por un plástico dorado de mi apartamento, un oscuro presentimiento de apoderó de mi. Dejé caer mi mochila en el suelo y corrí hacia los policías. Cuando pasaron uns horas y unos cuantos calmantes hicieron efecto en mi, un equipo de psicologos se hacercó a mi, todos tenían en su cara una extraña sonrisa tranquilizadora que no hacía otra cosa más que ponerme nerviosa, se sentaron a mi lado y me empezaron a decir cosas sin demasiado sentidio. Me decían que las cosas no siempre salían como queriamos, pero que había que acepatar los reveses de la vida, vinieran de donde vivieran,yo no entendí nada de lo que decían hasta que me explicaron que mis padres habían tenido un pelea muy fuerte que había acabado con sus vidas. Recuerdo que salí corriendo, sin rumbo fijo solo quería correr, ero pronto me faltaron las fuerzas, por lo que me tuve que sentar en un banco para cargar las pilas, cuando lo ví. Aún hoy maldigo las tiendas de ''todo a 100'', urgué en mis bolsillos y por suerte encontré una moneda de 2€ y entré en el establecimiento. Con las lágrimas todabia bañando mi cara me dirijí a la zonna de bricolaje y cojí un paquete de 5 cuchillas, me mire en una cacerola que había en el estante, borradome los rastros de  lágrimas del rostro, finjí la primera de muchas sonrisas ue la seguirian y me dirijí al joven oriental de la caja.
75 cts pol favol- me dijo en su peculiar forma de hablar.
- Claro- le respondí. Una vez que hube pagado sali y me dirigí al banco de antes. 

Rompí el plástico que envolvía a las pequeñas cuchillas y las apoyé sobre mi piel, entrando en un espiral, del que no me sería fácil salir.





Iba recordando todos aquellos momentos difíciles cuando me golpeé a rodilla con algo. 
   -Mi banco- susurré mientras lo miraba. Pero habia alguien sentado en él, era rubio, de complexion fuerte y no debia medir mas de 1'76 más o menos y, por las sacudidas que se repetian cada pocos segundos en sus hombros, estaba llorando. Me quedé parada, sin poder reaccionar hasta que decidí senttarme a su lado. Me dí cuenta de que estab llevando mi mano hacia su rodilla cuando mi dedo pulgar empezó a describir cirulos sobre la tela tejana de sus pantalones, pero me pareció demasiado incomodo quitarla entonces, asique me quedé quieta. Poco a poco sus sacudidas frenaron, y levantó la cabeza dejándome ver unos preciosos ojos azules. Le dediqué una sonrisa cargada de tristeza.     -No lo hagas- dijo con una voz cargada de furia. Le miré con confundida.     - No-me-mires-con-pena.     -¡Oh! Lo siento, yo, bueno yo mejor me voy- dieje avergonzada mientras me levantaba.     - No hace falta que te vayas- dijo él en un susurro. Asentí y me senté con él.     - No estaría mal que me contaras que te pasa, ¿sabes?- le dije con una, ahora, sincera sonrisa. Antes de dejare responder le dije- Pero aquí no, conozco una cafeteria con calefacción que hacen unos bollitos de canela maravillosos- me levanté y le ofrecí la mano para levantarle.

     -Y bueno- empezé la conversación- ¿Qué te pasaba antes? El me miró , bebió un targo largo de su capuccino,me hizo un gesto con la cabeza a modo de saludo y poniéndose la chaqueta y la bufanda, se fue.Acabé mi capuccino de caramelo y vainilla, dejé un billete de 10€ sobre la mesa y corrí tras él.     -¡Eeee!- le grité puesto que no sabía su nombre-¡Espera!- Él paró lo que me permitió alcanzarle.-¿Qué ocurre?- le pregunté algo más nerviosa que antes- ¿Por qué no me lo quieres decir?     -No lo entenderias- me respondió él.     - Déjame intentarlo- le respondí- déjame intentar entenderte- le dije dulcemente.     - ¿Podrías verme dormir en una barra de cafeteria arropado por manteles raídos y con la cabeza apoyada en un paño maloliente? ¿Darte cuenta de que no se nada de mi pasado? Que no se quien soy y nadie parece querer decirme nada, porque no seé a quien preguntar- dijo el disminuyendo el tono de voz a medida que hablaba.    - No, no porque eso se acabó- dije seria- Tengo un apartamento de tres habitaciones que se me queda muy grande, asi que, vente conmigo.    - ¿En serio?- dijo él sonriendo.    - Claro- dije riendo- pero antes de nada. ¿Cómo te llamas?Él soltó una carcajada.    - Jude, mi nombre es Jude.
    - Haber, hagamos el reparto de habitaciones- dije una vez que entramos en casa- mi habitacion, es mi habitación. Tú si quieres puedes usar la de mis padres. No suelo entrar ahí.     -Por mi perfecto.Me metí en mi habitación y me puse mis pantalones de pijama con dibujitos de comidas y una camiseta de tirantes morada con un infinito atravesado por un ''food'' en el pecho. Me até el pelo en un goma del pelo y cojí mis cascos y mi movil.-''I dedicate this song to you''- canté gritando- ''The one who never sees the truth''- empecé a dar vueltas saltando cuando vi a un rubio riendo apoyado en el marco de la puerta.-¿Necesitas algo?- dije mientras me entraba un ataque de risa.     -¿Donde me puedo duchar?- preguntó aún soltando alguna carcajada.     -En el baño de mis padres.     - Ok- se dirigió al pasillo cuando giró su cara, y, sonriendo burlonamente me preguntó.     - ¿Me he perdido muchos conciertos cómo este?      -¡¡FUERA!!- le grité mientras le lanzaba un cojín de los miles que habia sobre mi cama.






                


2 comentarios:

  1. QUE VAN HACER?!!?????
    Momento preja verdad???
    Amo sta novela en serio. Esprro q la sigais me habeis dejado con la intriga.
    Live a dream. Luve YOUR dream
    Besos al maravilloso cerebro qla este escribiendo

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  2. Me gusta muchisimo la historia y como escribes.
    kat1997.blogspot.com

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